Tommy Lee Cook es un hombre inquieto que tanto escribe novelas como cuida mulas, estudia historia o cocina platos sureños. Una de sus pasiones es la música, sobre todo el blues y el rock, y a ello se dedica también con empeño, desarrollando sus dotes de actor para hacer vivir al oyente las canciones que interpreta.

Junto a la Buckingham Blues Band publica este disco con doce canciones, todas ellas enmarcadas en un estilo honesto, fresco y personal que busca la complicidad del oyente para hacerle pasar un buen rato como él mismo lo disfruta cuando está sobre un escenario. Tanto a la guitarra como a la voz Tommy demuestra una gran expresividad y una forma de acercarse a la música que le hace diferente de muchos de los artistas actuales, sin perder ni un ápice de atractivo.

La mayoría de las canciones que forman este disco son de su propia autoría en colaboración con otros músicos. Está acompañado por la Buckingham Blues Band, una formación de siete músicos incluido Tommy Lee Cook junto a Harry Cassano, Ray Gunn, Arne England, Scott Kamener, T-Bone Funk y Rex Bongo.

Un disco original y relajado que seguramente aportará paz de espíritu, esa paz que muchos andan buscando y que, si ya se ha alcanzado, entonces seguro que magnetizará el espíritu del oyente por otras vías que no son las espirituales.