A la hora del crepúsculo que precede a una de esas cálidas noches de verano en las que el reloj se para por completo y el tiempo parece que nunca acabará, en una de esas noches en que las que apetece beber un vaso de bourbon junto a una fresca cerveza para sacarse el polvo de la garganta de una América seca y áspera, ahí es donde aparecen la música y las canciones de The Marshals y lo hacen como si el tiempo se hubiese detenido esperando a que ellos hicieran su aparición Este álbum podría estar escrito e interpretado con el corazón desde uno de esos destartalados porches del Mississippi en el que con algo de imaginación podrían haberse dado cita Stevie Ray Vaughan, John Fogerty, ZZ Top o incluso Jimi Hendrix, dirigidos todos ellos por Quentin Tarantino, naturalmente todo esto dejando volar la imaginación Lo cierto es que este disco se grabó en Francia y los músicos que lo han hecho posible son Julien Robalo guitarra y voz, Laurent Siguret armónica, Thomas Duchézeau batería y Mike Chassaing tambourina y palmas El disco contiene ocho canciones, seis de ellas compuestas por Julien Robalo, mas dos versiones de los temas Folsom Prison Blues de Johnny Cash y Rockin’ Dady de Howlin’ Wolf