En 1995 el batería John Carr escuchó en un bar de Milwaukee un disco que le dejó completamente K.O. John le preguntó al dueño del bar qué era aquel disco y el encargado le respondió que se trataba de una antología de música de New Orleans que había editado el sello Chess. Al día siguiente John compró una copia de aquel álbum y, a partir de aquel momento, dio comienzo su fascinación por el rhythm and blues de los años cincuenta. Como consecuencia de ello decidió montar una banda que recreara aquel sonido que tanto le había impresionado y de este modo nació The Hungry Williams Band.

Los músicos que Carr seleccionó para dar forma a su idea fueron la cantante Kelli González, el guitarrista Joe Vent, el teclista Jack Stewart, el bajista Mike Sieger y por supuesto él mismo a la batería.

Después de un sinfín de actuaciones comunicando todo el swing que llevaban dentro, decidieron grabar su primer cd y, cuando estaban planeando la promoción del mismo, el Covid truncó todos sus planes. Durante el confinamiento Carr se dedicó a escuchar mucha música y un día descubrió a los California Honeydrops, una banda que le impresionó sobremanera. Aquel era el sonido que había estado buscando durante años, así que contactó con Jacob LaCally, el ingeniero de sonido que había realizado la grabación de aquel disco de los California Honeydrops, y le propuso que trabajara para él. El resultado es este disco que contiene diez vibrantes canciones llenas de swing, groove y colorido, con algunos toques latinos, así como una eficaz sección de vientos, que revierten en beneficio del sonido global de The Hungry Williams en un disco donde todos los músicos dan lo mejor de sí mismos.