Nacido en el barrio italiano de Chicago, Studebaker John empezó a iniciarse en la armónica cuando sólo tenía siete años. A mediados de los setenta formó su propia banda y no fue hasta que tuvo la suerte de ver en directo a Hound Dog Taylor cuando decidió dejar la armónica y dedicarse a la guitarra, convirtiéndose en un apasionado de la slide. A partir de ese momento y hasta la actualidad Studebaker ha desarrollado una fructífera carrera que le ha llevado de gira no solo por los Estados Unidos sino también por Europa y Canadá.

Como su título indica, este trabajo quiere ser un tributo a la guitarra Resonator y para ello ha incluido once canciones en las que la resonator se convierte en la auténtica protagonista, gracias a unos ritmos envolventes, hipnóticos y sugestivos que nos permiten apreciar las posibilidades de este interesante instrumento. John nos ofrece también algunos destellos puntuales con la armónica, además de cantar con una voz profunda y áspera, contando también con la colaboración de Earl Howell a la batería y percusión.

El resultado es un disco que quizás no gustará a todos los aficionados, pero que se convierte en un producto apto para un público selecto y especializado que busca descubrir nuevas sensaciones y sumergirse en un mundo de sugestivos matices que no se encuentran en las grabaciones más comerciales.

En definitiva, canciones tocadas casi todas ellas simplemente con un par o tres de acordes dominantes, interpretadas casi siempre en el mismo tono y riffs cortos, similares y a veces algo primitivos. Si os gusta el John Lee Hooker de sus primeros años, sin duda este es un álbum que os va a interesar.