Con este disco el cantante, guitarrista y compositor Sean Riley quiere rendir tributo a la música de New Orleans, ciudad donde actualmente tiene fijada su residencia. Riley conoce perfectamente la escena del French Quarter y por ende de toda la ‘Crescent City’, así como la de Louisiana, Mississippi y Alabama donde toca frecuentemente, habiendo también realizado giras por Europa y Australia.

Además de tocar en solitario, Sean suele actuar acompañado de su banda The Water cuyo nombre se basa en la fluidez con la que su música y la compenetración de todos los músicos que tocan con él comunican en el escenario.

Este es su primer trabajo después de haber publicado un EP y presenta nueve temas propios, más la versión de “High and Lonesome…” de Jimmy Reed.

El disco se convierte en un homenaje a la tradición más genuina del folk sureño de los Estados Unidos y por supuesto a los diferentes estilos de la Louisiana que nos transporta a esas fiestas campestres donde nunca falta el baile en forma de zydeco o cajún, además de diversión, buenas dosis de cerveza y humeantes barbacoas aunque, a veces, en algunas canciones, se puede percibir una cierta tristeza por la mala suerte, los amores perdidos o la desesperanza.

La solidez y profesionalidad de la banda es innegable. Sean Riley está a la voz y la guitarra junto a Dean Zucchero al bajo y Mike Barras a la batería. En el disco aparecen también algunos invitados como Bruce “Sunpie” Barnes al acordeón y la armónica, Waylon Thibodeaux al violín, Phil Breen al órgano y Tiffany Pollack voces.

El álbum se grabó en el Rhythm Shack Studio de New Orleans bajo la supervisión de Dean Zucchero y Jake Eckert, quienes consiguieron transmitir las mismas buenas vibraciones que todos los músicos experimentaron al realizar este más que interesante trabajo.