Con este álbum el cantante y guitarrista Sean Chambers quiere rendir homenaje a su amigo y mentor, el gran Bluesman Hubert Sumlin. Corría el año 1998 cuando Chambers recibió una llamada preguntando si él y su banda querían acompañar a Sumlin en un bolo en Memphis. Aceptaron inmediatamente y durante un mes prepararon el repertorio. La noche de aquel concierto fue realmente mágica e inolvidable. Después del bolo Hubert Sumlin les propuso si querían ser su banda oficial, cosa que ocurrió durante cuatro años ininterrumpidos. A menudo Chambers confiesa que todo lo que sabe acerca del blues lo aprendió de Hubert Sumlin. Es por esto que ahora publica este disco en el que se recogen once temas, en su mayoría versiones de grandes y a la vez oscuros clásicos del blues que Sean Chambers lleva a su terreno dotándolos de alma y vida propia, siempre transitando por ese camino tan personal que destila un poderoso power blues lleno de intensidad, magia y pasión. Un álbum espléndido, magnífico y realmente impresionante, donde la guitarra y la voz de Sean Chambers se muestran en el cénit de su carrera.