Nacido en Chicago, el teclista y cantante Sam Joyner es un auténtico entertainer con un destacable sentido del humor, además de una impresionante presencia escénica y unas letras que le convierten también en un notable contador de historias.

Hijo del Reverendo Joyner, un predicador de la iglesia local de Tunica en el corazón del Mississippi que más tarde emigró a Chicago. El Reverendo Joyner quiso que su hijo conociera la vida de la gente de color del sur y cada verano le llevaba a una granja, para que experimentara de primera mano las condiciones de vida de sus parientes que aún vivían en Tunica y Turkey Scratch. Para un niño de ciudad, estas experiencias marcaron profundamente su vida y su música.

Actualmente Sam Joyner está totalmente inmerso en desarrollar su carrera y está consiguiendo hacerse un sitio en el competitivo mercado de la música negra. No en vano Sam posee una impresionante voz y un estilo que se nutre del blues de Chicago, pero también de los ritmos de New Orleans, el blues rural del Mississippi e incluso del jazz, el rhythm & blues y el reggae.

Este trabajo presenta doce temas en los que se pueden apreciar la versatilidad de este artista a través de un repertorio variado, que hace que este disco pueda llegar con facilidad y ser apreciado por un amplio espectro de publico amante de la música negra, al mismo tiempo que sonreír con las letras de cada una de sus canciones dedicadas a temas como el consumo de drogas, las relaciones no correspondidas, las fiestas de sábado noche en los juke joints, la compatibilidad de caracteres o incluso un homenaje a Robert Cray y una versión de “Hoochie Coochie Man” en el que Sam juega con el piano y la batería eléctrica.

Un grupo de excelentes y profesionales músicos contribuyen a la calidad de este disco.