Nos encontramos con un nuevo disco del siempre reconfortante Roy Rogers, uno de los mejores interpretes de houserockin’ blues, de bar de carretera, de taberna lúgubre o de recóndito club de ciudad Guitarrista enérgico, apasionado e incendiario, Roy Rogers recoge con su personal manera de tocar la slide, todo el legado cultural de Hound Dog Taylor y JB Hutto, transformándolo en algo totalmente propio, visceral y con mucha personalidad, algo de lo que carecen muchos de los guitarristas actuales que también emplean el bottleneck Como vocalista, Rogers es un cantante intenso y vitalista, desbordando alegría, convicción y credibilidad en sus interpretaciones Doce formidables temas realizados con majestuosidad y brillantez, donde le acompañan un par de músicos efectivos y competentes, como son Steve Ehrmann al bajo y Billy Lewis a la batería, que están perfectos en su cometido También se incluyen algunos invitados que dan una pincelada de color muy interesante, como son Phillip Aaberg al piano, George Brooks a los saxos alto y tenor, Omar Liebert en la canción Your Sweet Embrace y, si no estoy equivocado, su hijo, Sam Rogers percusión y berinbau