Desde el condado de Bucks en Pennsylvania nos llega este estupendo disco del cantante y guitarrista llamado Mike Guldin que vive los blues con intensidad y fogosidad. De hecho, el lema que siempre le acompaña y rige su vida es, “lo único que quiero en la vida que es poder tocar con mis amigos”. Y eso es lo que ha hecho durante cuarenta y cinco años desde que, a los quince, cogió por primera vez una guitarra y se dedicó a tocar blues por clubs, bares, roadhouses, festivales y teatros de todo el país.

Este es su quinto álbum en el que nos presenta once canciones grabadas en el Rock House en Franklin, Tennessee, propiedad del músico y productor Kevin McKendree. Nueve canciones propias y tres logradas versiones como son “Killin’ Floor” de Howlin’ Wolf, “Blow Wind Blow” de Muddy Waters y “Divin’ Duck Blues” de “Sleepy” John Estes forman un disco en el que el blues más genuino es el elemento sustancial del mismo, sin olvidar algunos guiños al góspel, el rock sureño o el New Orleans, lo que da como resultado un álbum compacto, efectivo, realizado con esmero y determinación por este más que interesante artista.

La eficaz guitarra y voz de Mike Guldin está respaldada por un amplio grupo de músicos tremendamente profesionales entre los que destacan Bill Sharrow al bajo, Tim Hooper y Kevin McKendree al piano y órgano, Billy Wear y Yates McKendree a la batería, Mikey Junior a la armónica en un tema, The McCrary Singers a las voces y la sección de vientos The Philadelphia Funk Authority Horns.

Un excelente disco que no defraudará a los buenos amantes de blues.