Como a la mayoría de grupos, la pandemia afectó gravemente la carrera de Mary Stokes Band. Aunque reeditaron su álbum de 1999 “Clouds In My Heart, Live In Dublin”, al final del confinamiento la banda estaba completamente desperdigada, había perdido el rodaje y dos de sus miembros habían decidido dejar el grupo. Ante una temporada en la que ya empezaban a contratarse conciertos, Mary y sus músicos decidieron que tenían que grabar un álbum, no sólo para ponerse de nuevo en forma sino también para venderlo en todos aquellos conciertos que ya tenían contratados para la temporada de verano.

Para ello se dirigieron a los Displaces Studios y, mientras los técnicos de sonido ajustaban el equipo, empezaron a tocar unos shuffles de blues para ir calentando motores. Una hora después ya habían sacado algunas canciones de Little Walter, Walter Horton, Muddy Waters y Otis Rush y decidieron grabarlas, pues que el feeling que habían conseguido las hacía aptas para ser incluidas en el disco. Visto el magnífico resultado obtenido decidieron seguir por esa línea y grabaron también otras versiones como “Blues On The Moon”, “As The Years Go Passing By”, “Too Many Drivers” e incluso un homenaje a Rory Gallagher con la canción “Sinnerboy” que han incluido por partida doble en el disco para así mostrar la energía de la primera toma y la enorme intensidad que habían conseguido con la segunda.

Un disco donde todo el grupo tiene ganas de dar lo mejor de sí mismos, desde Mary Stokes a la voz a Sarah Michelle a las guitarras, Brian Palm a la armónica, Zamo Riffman al bajo, Jay Oglesby a la batería y Dermot Stokes al piano, más unos pocos invitados y una sección de vientos en algunos temas.