Una noche volviendo de un bolo Liz Mandeville se preguntaba si valía la pena seguir tocando o era mejor dejarlo Minutos más tarde tuvo un terrible accidente en el que estuvo a punto de morir Los médicos le dijeron que no podría tocar nunca más y que lo único que podría hacer sería quedarse en casa Descansando en su hogar decidió que no podía rendirse por lo que visitó a un médico acupuntor que la trató con acupuntura y medicina tradicional china, además de recomendarle largas sesiones diarias de yoga Sorprendentemente cuatro meses después del accidente pudo volver a actuar cantando durante una hora Su amiga Betz Steichen inició una campaña para recaudar fondos que sorprendió gratamente a Liz Mandeville pues se recibieron donaciones desde muchos rincones del planeta Con el dinero conseguido Liz pudo realizar una serie de diversas grabaciones lideradas por diferentes músicos que, junto a sus bandas, se quisieron involucrar en el proyecto con muchas ganas e ilusión como Big Dez, Peter Struijk, Ilana Katz Katz, Darío Lombardo y Minoru Maruyama El resultado es este disco con trece temas que ha devuelto a Liz Mandeville a la primera línea de la escena musical, haciéndole ver que todavía tiene mucho que aportar al negocio del blues El álbum es magnífico, convincente, con temas muy bien escogidos, en los que Liz canta como nunca, con pasión, fuerza, mucho feeling y una gran confianza en sí misma y en sus habilidades como guitarrista