Con este segundo disco Lee Delray impulsa nuevos aires y muchos ánimos a una música de factura propia en la que se apoya con una poderosa y rugiente salva de riffs de guitarra bien definidos y de enorme atractivo Lee Delray creció en la ciudad de New York donde recogió un gran número de influencias musicales que se pueden encontrar en todas las canciones que componen este álbum, desde el country al soul, el doo-wop, el rock, algo de funk o incluso hip-hop, eso si, siempre con ese regusto a blues que es el sello característico que fluye y se respira en la música de Lee Delray Aunque nuestro hombre es un gran admirador y seguidor del blues mas ortodoxo, siempre intenta dar un ritmo y un sonido diferente a sus canciones, para de este modo conseguir hacer del blues una música atractiva y asequible a las nuevas y jóvenes audiencias, algo que podemos afirmar que logra totalmente, gracias al respaldo de músicos como John Meola al bajo y Ken Conklin a la batería, además de un puñado de invitados que alegran la fiesta en la que Lee se erige gracias a su voz y su guitarra como un perfecto anfitrión MUY