Escuchar a Layla Zoe es sufrir una auténtica descarga física y emocional de pura adrenalina, un golpe que despierta todas las emociones latentes en lo mas interno de nuestro ser Este es el décimo álbum en su carrera y que confirma a Layla como una de las voces más sobresalientes y con más pegada de la escena del actual blues canadiense Gracias a la enorme colección de discos de su padre, ya desde muy joven Layla decidió que quería ser cantante Fue a partir del momento en que, con catorce años, se subió por primera vez a un escenario, que ya quedó claro que su voz y su presencia escénica iban a dar mucho que hablar en el futuro Zoe aprendió de músicos como Sonny Landreth y Jeff Healey a los cuales conoció personalmente y de los que bebió directamente de sus fuentes escuchándolos en directo y participando en sus conciertos en más de una ocasión Ahora junto a unos músicos como Gregor Sonnenberg al bajo y teclados y Hardy Fischötter a la batería, mas la colaboración como invitado de Sonny Landreth a la guitarra slide en una canción, Layla se nos revela, no solo como una intrépida y atrevida cantante sino también como una interesante letrista con mucho que aportar en un próximo futuro