Una perfecta simbiosis de armonía y sentimientos emotivos que fluyen y convergen juntos en este álbum intimo y muy cercano, donde los músicos Hans Theesink y Terry Evans unen sus fuerzas y redondean un disco que supera con creces las expectativas que de ambos esperábamos los buenos aficionados. Este cd es el resultado de la suma interpretativa y la sensibilidad de dos cantantes y guitarristas (Hans también toca armónica, banjo, mandolina) que llevan consigo la herencia y los frutos de la música del Mississippi y la transmiten desprovista de interferencias, con muchas dosis de finura y elegancia. Un álbum acústico lleno de blues, junto a bellos matices y muchos detalles de gospel, además de unos arreglos vocales que contagian emoción y belleza. Trece interpretaciones magníficas, que transcurren abriendo y dejando una huella imborrable a su paso y penetrando en el corazón y el alma del oyente, cual cuchillo en la mantequilla. Como no podía ser de otra forma, la contribución de Ry Cooder es impagable y su sonido redunda en beneficio del disco de manera singular y muy efectiva.