Después de cuarenta años de carrera, el cantante y multi-instrumentista Glen Foster ha sentido la necesidad de romper todas las reglas y grabar un disco donde expresar todo lo que siente sin necesidad de ataduras comerciales.

Muchas cosas han cambiado en la industria musical con las que Glen no está de acuerdo, como la publicación de singles en lugar de álbumes enteros, la acumulación de descargas en streaming en lugar de ventas, la repetición en lugar del virtuosismo, el culto a la imagen en lugar de la técnica o las canciones de treinta segundos en lugar de canciones con un mensaje y una composición elaborada. Por eso Glen ha decidido grabar un disco sin ningún tipo de presión comercial en el que presenta lo que realmente quiere expresar en cada canción. Como ejemplo, el tema que abre el álbum que dura casi diecisiete minutos e incluye tres canciones diferentes unidas entre sí, cada una en un tono distinto pero con el mismo ‘tempo’, mientras que en la canción “Seeing Red” utiliza algunas voces aborígenes para enfatizar las historias y las metáforas que quiere compartir con nosotros.

Aunque éste no es un disco de blues, es una más que interesante curiosidad que nos permite apreciar la calidad de este musico y la libertad interpretativa que presenta en cada una de sus canciones, además de poder degustar sus dotes como instrumentista, ya que en el disco se encuentra a la voz, guitarras, órgano, bajo, dobro, lap steel, sintetizadores y armónica. Además de su banda compuesta por Marg Foster a la voz y percusión, James McRae a la batería y voces, Marty Steele, al piano, teclados y órgano y Colin Stevenson al bajo y voces, Glen se ha rodeado de un amplio grupo de invitados que contribuyen a crear la atmosfera necesaria para hacer que cada canción suene diferente.