A medio camino entre Stevie Ray Vaughan y Jimi Hendrix se encuentra el guitarrista, cantante y compositor canadiense Gary Cain. Los fundamentos de su virtuosismo con la guitarra vienen de las maratonianas sesiones que cuando era un adolescente Gary realizaba en el sótano de su casa, donde podía pasarse más de catorce horas practicando con la guitarra, llegando incluso a olvidarse de comer si no le avisaban.

Profundamente influenciado por los grandes del blues y en especial por Albert King, Gary Cain se define como un músico nada purista que incorpora en su música diversos elementos que van desde el rock primigenio al más actual o el heavy más poderoso, duro e incendiario.

Semifinalista en el 2018 del International Blues Challenge, Gary publica ahora este álbum en el que no sólo canta, sino que toca todos los instrumentos como la guitarra, el bajo, la percusión además de programar la batería, con el único respaldo de John Lee al órgano B3 en el tema “A Short, Furious Goodbye”, canción instrumental con el que se cierra este nuevo proyecto.

Quien busque las descargas de adrenalina guitarrística al estilo de Johnny Winter en su etapa más rockera, no le quepa la menor duda de que este es un álbum que podrá interesarle más de lo que pueda imaginar.