Muchos guitarristas actuales se mueven con comodidad tanto por el hard rock como por el rock blues o la música de garaje Este es el caso del cantante y guitarrista Dudley Taft quien en este álbum nos muestra que es capaz de articular un discurso duro y rocoso, para sorprender a los oyentes con ese rock agresivo y contestatario que sabe crear e interpretar con enorme soltura, así como también sorprender con canciones de un aire más bluesy e incluso con algunos destellos de pop melancólico, aunque lo que prevalece es el rock más contundente El disco se grabó en el estudio casero que Dudley adquirió y que pertenecía a Peter Frampton, evitando así que fuera destruido, lo que ya es motivo para escuchar atentamente el sonido de toda la grabación Doce composiciones propias muestran la versatilidad de un músico que se desliza con pericia por diferentes corrientes sonoras con un conocimiento técnico de la música nada desdeñable Con este séptimo trabajo Dudley Taft busca un reconocimiento amplio entre los seguidores de su música, que pueda encumbrarlo definitivamente a la primera línea de la escena musical americana y europea