El guitarrista y cantante Dudley Taft creció en Cincinnati escuchando todo tipo de música. Cursó estudios musicales en la Berklee School, formando parte de diversos grupos de grunge como Sweet Water y Second Coming con los que realizó giras a nivel internacional. A partir de ese momento desarrolló una fructífera carrera formando su propio grupo Dudley Taft Blues Overkill con músicos de la zona de Seattle, produciéndose el mismo ocho de sus discos. En la actualidad Taft vive en una casa que le compró a Peter Frampton que posee un magnífico estudio de grabación.

Este disco se ha grabado en dicho estudio y es un homenaje a la guitarra, que es el instrumento al que Dudley le debe toda su fama y fortuna. A lo largo de las once canciones del álbum Taft muestra sus grandes influencias y que no son otras que el blues, el rock, el metal, el trash o el country. Con semejantes estilos seminales no es de extrañar que este disco impresione de arriba abajo a todos aquellos degustadores de esas guitarras incendiarias y agresivas llenas de exuberantes piruetas estilísticas y explosivas.

En este disco intervienen asimismo Kasey Williams al bajo, los baterías Alex Dungan y Nick Owisanka, Andy Smith a los teclados y las colaboraciones de John Kessler al bajo en una canción, Walfredo Reyes Jr. a la percusión también en una canción y Ashley Charmae a las voces en tres temas.