Los que ya conocéis a este músico ya sabréis que no es un intérprete de blues propiamente dicho, aunque entre sus influencias si que se encuentran las raíces de la música afroamericana y están presentes de una forma directa y visceral, tanto en el concepto más profundo como en toda su esencia El primer disco nos muestra a un Whitley desnudo, descarnado, desprovisto de cualquier tipo de arropamiento, solamente su voz y su guitarra, grabadas de una sola toma El segundo Weed sigue la misma línea del anterior, con un patrón sonoro de similares características Son dos álbumes poéticos e intimistas pero, al mismo tiempo, duros y sin ningún tipo de sofisticación Bottleneck con ‘tempo’ y ritmo simplemente a base del golpeo del pie en el suelo Un cantautor que nos presenta sus dos nuevas obras desde una perspectiva que parece obedecer más a una necesidad interior que a un reclamo puramente comercial