Nacido en San José, California en 1995 de padre afroamericano y madre griega, ambos grandes aficionados a la música y con una gran colección de discos de blues y jazz, Chris Cain vio por primera vez a B.B. King con sólo tres años de edad, en un concierto al que fue con su padre. Gracias a la afición de sus padres desde muy pequeño pudo asistir a las actuaciones de muchos de los grandes nombres como James Brown, Albert King, Johnny Winter, Jimi Hendrix o a los Beatles. Al cumplir ocho años su padre le regaló una guitarra y con ella empezó a practicar imitando a los guitarristas de los discos de la colección de su casa.

Su primer trabajo profesional fue en la banda del armonicista Gary Smith, que simultaneaba con sus estudios musicales en el San José City College. En 1986 fundó su propia banda y, desde ese momento, comenzó una carrera espectacular jalonada de éxitos, con diversas nominaciones a los Blues Music Awards y giras por Estados Unidos y Europa.

En 2021 grabó su primer disco para la compañía Alligator lo que le consagró a nivel internacional. Ahora presenta su segundo trabajo para esta compañía grabado en los estudios Greaseland bajo la sabia dirección de Kid Andersen, con trece impresionantes temas propios en los que se pueden apreciar las poderosas cualidades vocales y el elegante y a la vez intenso toque de guitarra que Chris Cain atesora, con influencias que van desde Grant Green a Wes Montgomery, B.B. King o Albert King, que le consagran como un artista brillante dotado de un impresionante talento, que sabe abordar los temas con pasión y un enorme feeling como en “Bad Dreams” en el que nos recuerda extraordinariamente a B.B. King.

Por si todo esto no fuera suficiente para hacerse con una copia de este fantástico disco, Chris Cain está acompañado por unos músicos de gran calidad como son Greg Rahn al órgano y piano, Cody Wright al bajo, June Core a la batería, Mike Rinta al trombón, Mike Peloquin al saxo tenor, Mike Galisatus a la trompeta junto a algunas colaboraciones de lujo como Kid Andersen al bajo y órgano, Sky García a la batería o Tommy Castro a la guitarra.

Un disco que no debe faltar en la colección de cualquier aficionado.