Nueva entrega de este cantante y guitarrista de Nueva York que recoge la herencia de músicos como Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Cream y Jimi Hendrix Popa Chubby, buen amigo tanto de Bill como de los de Dixiefrog, se ha encargado de producir, grabar y mezclar este álbum con habilidad y buen gusto Bill Perry cumple asimismo con las expectativas que de él se esperan y que dan como resultado un disco fuerte, incendiario, pasional, enérgico y con enormes dosis de guitarra Doce temas de puro y duro ‘funk rockin’ blues’ perfectamente medido, construido con esmero sobre una pletórica base rítmica, compuesta por batería, percusión, bajo y una segunda guitarra que, aunque apenas se nota, tiene gran importancia en el resultado final del disco Las canciones son ricas en detalles y muy innovadoras en su ejecución y contexto Hay que valorar este trabajo por su pulcritud, profesionalidad y frescura, ya que nada ha sido realizado al azar