Músico de gran profesionalidad y con un amplio registro vocal, Big Joe posee una sensibilidad especial para cantar el blues, aunque en su bagaje también encontramos otros elementos de la música afroamericana, como es el jazz, el swing, el funk y también el soul. Fitz creció en Nueva York y tuvo la posibilidad de ver actuar en los clubs del Greenwich Village a músicos como Muddy Waters, B.B. King y Paul Butterfield entre otros, lo que hizo que su pasión por el blues le llevara a dedicarse por completo a interpretar este tipo de música. Momentos culminantes en su vida fueron sus encuentros personales con Howlin’ Wolf durante el Newport Folk festival del año 1966 y con Lightnin’ Hopkins en el primer Ann Arbor Blues Festival de 1969. En este trabajo Joe Fitz demuestra todo su temperamento y fogosidad, exponiendo con precisión catorce fantásticos y bien articulados números en los que prima el swing y el groove por encima de cualquier otro elemento y lo hace con un estilo claro y directo, respaldado asimismo por unos músicos eficientes y bien ensamblados.