Ben Levin es una joven promesa del blues de veintiún años que toca el piano y canta, manteniendo vivo el sonido y el espíritu de la histórica compañía discográfica de Cincinnati, es decir, King Records por la que pasaron músicos de la categoría de Wynonie Harris, Freddie King, Sonny Thompson, Little Willie John, Hank Ballard, Eddie ‘Cleanhead’ Vinson y muy especialmente Big Joe Duskin. De todos ellos Ben ha recogido influencias y guiños aunque también las ha adquirido de otros pianistas tales como Professor Longhair, Fats Domino, Otis Spann o Pinetop Perkins.

Con este impresionante bagaje musical Ben Levin atesora un estilo exquisito, tanto al piano como con la elegante y fina textura que desprende su voz, que despierta en el oyente una atracción de la que es difícil sustraerse.

Doce temas, ocho de ellos composiciones propias escritas en colaboración con su padre Aron Levin, quien también interviene en el álbum a la guitarra junto a Chris Douglas al bajo y Oscar Bernal a la batería. Los cuatro dan forma y color a un disco atractivo, jugoso, vital y altamente recomendable, no solamente para aquellos que aman a los pianistas de blues clásico, entre los que Ben Levin se erige como un notable y brillante representante, sino también para todos los seguidores de este género musical que tanto adoramos.