Desde Toronto, Canadá, nos llega el último trabajo de The Commoners un grupo de roots rock poderoso y a la vez áspero, aunque según ellos mismos manifiestan, poseen influencias de los sonidos Motown, la emotividad de cantantes como Otis Redding o Sam Cooke, sin olvidar por supuesto a The Black Crowes, Marcus King, Derek Trucks o The Allman Brothers.

A lo largo de los años, la banda ha sufrido diversas transformaciones y actualmente está formada por Chris Medhurst a la guitarra y voz, Ben Spiller al bajo, Ross Citrullo a la guitarra solista y Adam Cannon a la batería a los que a menudo se les une Miles Evan Branagh al órgano, contando para este disco con la colaboración de una serie de músicos invitados.

Escuchando este álbum es fácil apreciar que The Commoners son una banda que lo dan todo en el escenario y que su única pasión es crear sus propias canciones y especialmente tocar y tocar noche tras noche, dejándose la piel y toda su energía en el escenario, gracias a sus incendiaros riffs de guitarra, la impresionante y expresiva voz de Chris Medhurst y las armonías de sus canciones.

Después de algunos discos en los que han ido puliendo su estilo, ahora publican este álbum en el que muestran su robustez, no sólo como músicos sino también como compositores y letristas, en diez canciones que son un compendio de todo lo que la banda puede aportar en el panorama del rock actual. En el disco se incluyen también las letras de todos los temas, que son una buena ayuda para que el oyente conozca un poco mejor las inquietudes de estos músicos.