Desde Vancouver en Canadá nos llega el séptimo disco de Cousin Harley para goce y disfrute de todos aquellos oyentes que quieran acercarse a su música, una auténtica descarga de adrenalina a base de hillbilly, blues, country y algunas pequeñas gotas de punk que hará que los pies no puedan dejar de moverse, como si fuera una auténtica descarga de electricidad En la actualidad Cousin Harley se ha convertido en una banda de culto en su Canadá natal, además de realizar un sinfín de giras y recibir buenas críticas en los cinco continentes El confinamiento y la pandemia no impidieron que estos músicos se reunieran en los estudios Afterlife en Vancouver a principios de la primavera de 2020 para grabar este álbum con la intención de mostrar al público diez canciones divertidas, alegres, bailables y llenas de ritmo para de esta forma intentar hacer olvidar las penas y el malhumor que en muchas personas se ha instalado a causa del maldito virus La Cousin Harley está formada por el multi-instrumentista, compositor, arreglista, productor, guitarrista y cantante Paul Pigat y junto a él se encuentran Keith Picot al bajo y Jesse Cahill a la batería Un más que satisfactorio álbum que les ha salido redondo donde el oyente gozará y se divertirá sin descanso con la atrevida propuesta de los Cousin Harley