Nacido en Atlanta, Georgia en 1996, a los seis años Brooks Mason ya jugueteaba con su primera guitarra, al tiempo que se sentía completamente frustrado porque no le permitían la entrada en los clubs para ver y disfrutar de sus héroes de blues locales como Sean Costello. A los quince decidió dejar un poco de lado sus estudios y sus primeros trabajos para concentrarse en tocar los blues de los que había quedado prendado y aprendido escuchando a Muddy Waters, Howling Wolf, Freddie King o Rory Gallagher. En 2019 cambió su nombre oficial para convertirse artísticamente en Eddie 9V, comenzando así una fructífera carrera que no ha hecho más que crecer y crecer hasta el día de hoy y cuya innegable calidad tanto a la voz como a la guitarra queda reflejada en este álbum grabado para el sello alemán Ruf Records y en el que Eddie ha puesto toda su energía, pasión, entrega y un feeling desmedido. En el álbum se recogen nueve blues propios más tres poderosas versiones interpretadas con una fuerza sobrenatural y extrema que nos retrotrae a las grabaciones más auténticas de aquellos bluesmen blancos que quedaron prendados por este estilo de blues basado en las genuinas esencias del blues eléctrico de Chicago de los años setenta, ochenta y noventa. La guitarra y la voz de Eddie se encuentran respaldadas por los bajistas Lane Kelly (hermano de Eddie), Brandon Boone (Tedeschi Trucks Band) y Marvin Mahanay, el armonicista Jackson Alley, el guitarrista Cody Matlock, Chad Mason al órgano y Fender Rhodes, Aaron Hambrick a la batería, Sam Nelson al saxo alto y tenor y los coros de Mandy Strachota. Un disco francamente bueno, redondo y lleno de momentos vibrantes y estelares grabado de una tirada como si todos los músicos se encontraran en una auténtica fiesta tocando blues del bueno y de alto voltaje.