Desde muy joven el cantante y guitarrista Cliff Stevens mostró una enorme habilidad para tocar la guitarra. Proveniente de una familia de ascendencia británica afincada en Montreal, Canadá, Cliff empezó a tocar en innumerables bandas y jamás decía que no a un concierto, lo que le condujo a llevar una vida desordenada donde las drogas y el alcohol hicieron mella y estragos en él. Finalmente decidió que tenía que dejar aquel tipo de vida empezando a trabajar como taxista. En 1986 escribió junto a su hermano un libro con las increíbles experiencias que vivió como taxista que alcanzó bastante notoriedad. Finalmente, en 1998, consiguió desintoxicarse completamente y actualmente sigue totalmente sobrio. Después de todas estas amargas experiencias y en gratitud a lo que la vida le ofrece ha decidido iniciar una carrera musical en solitario.

Actualmente Stevens compone, interpreta y publica sus propios discos encontrando inspiración en artistas como Eric Clapton, Stevie Ray Vaughan, Rory Gallagher o Johnny Winter, desarrollando un estilo limpio y elegante a la guitarra, además de una interesante forma de cantar.

Este es su quinto trabajo en solitario con once composiciones propias que se mueven entre el blues rock, el blues clásico y el country blues acústico. Con él Cliff demuestra que ha alcanzado una innegable madurez musical, además de un gusto refinado a la hora de componer, pues no en vano ha obtenido un master en Educación Musical por la Universidad de Concordia en Montreal, amén de realizar innumerables giras por Estados Unidos, Canadá y Europa.

En resumen, un álbum para descubrir a un artista dotado de una fina sensibilidad.