Uno de los más célebres músicos blancos de blues de los años sesenta y setenta que desgraciadamente nos dejaron cuando todavía era muy joven y aún tenía muchas cosas que decir y ofrecer a sus seguidores.

Nacido con un talento especial para tocar e interpretar los blues, Alan Wilson tocaba la guitarra, la armónica, un poco el piano y cantaba con un falseto característico, imitando a su héroe de infancia, el bluesman Skip James quien, a su vez, había imitado a otro bluesman rural de preguerra totalmente desconocido para los aficionados llamado Lane Hardin, un músico que apenas grabó nada en su vida. Os aconsejo que escuchéis su “California Desert Blues”, así podréis daros cuenta de que lo que digo es cierto.

Alan Wilson falleció a los fatídicos veintisiete años como tantos otros iconos del rock o del blues, desde Robert Johnson hasta Jimi Hendrix, Janis Joplin o Jim Morrison entre otros, sin contar el relativamente reciente caso de Sean Costello.

Este doble álbum contiene todo el material que cantó cuando formaba parte de los Canned Heat. En todas estas canciones se hace evidente el calibre y el alto nivel que tenía este cerebro del blues y gran defensor de la naturaleza. Su forma tan original de cantar y tocar la armónica o la guitarra slide se hacen patentes a lo largo de sus interpretaciones, y el sentimiento con que acomete y ataca los blues son de un alto nivel trascendental a la vez que romántico y lleno de significado, alma, corazón y una tormenta emocional desesperada y profundamente depresiva. De hecho, la depresión fue precisamente una constante en su adolescencia y corta madurez y fue la causa que desgraciadamente le llevó a la tumba de manera consciente, buscada y deliberada a través de una sobredosis en el campo rodeado de sus queridos árboles y pájaros, en plena naturaleza.

Este es un doble disco histórico, lleno de cohesión, autenticidad, brillante sonoridad, blues psicodélico, honestidad, frescura, swing y, por supuesto, con la colaboración de Larry Taylor, Harvey Mandel, Henry Vestine, Fito de la Parra o Tony de la Barreda.

Un doble álbum impagable, básico e imprescindible en cualquier colección que ser precie.